Deudas a largo plazo, ¿qué son y cómo encararlas de mejor manera?

Equipo Editorial Fincompara

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Existe en el imaginario colectivo del mexicano que adquirir deuda es una señal negativa. Para muchos, contratar este tipo de esquemas es abrir paso a poner en riesgo la estabilidad financiera de las familias. Pero la realidad es otra. 

Las deudas, sobre todo las de largo plazo, pueden convertirse en un gran aliado para cumplir los objetivos de las familias. La clave en esto se encuentra en el manejo de este tipo de instrumento y el fin que se busca al adquirirlo.

Y mucho de esto recae en el nivel de planeación. Desafortunadamente, en México no existe una cultura robusta de finanzas personales ni de planificación. Por ello, en una gran cantidad de casos, adquirir deuda de largo plazo sí se convierte en un fenómeno negativo que daña el patrimonio de las familias.  

Pero, ¿cuáles son las deudas de largo plazo?  

Las deudas de largo plazo son aquellos créditos, financiamientos o préstamos cuyo periodo se extiende por más de un año. Recurrentemente, este tipo de herramientas son por montos altos, lo que implica una responsabilidad grande. 

Principalmente, el ejemplo más común de deuda de largo plazo es el crédito hipotecario. Este tipo de esquemas son compromisos que se adquieren por hasta 20 o 30 años, en cantidades que superan los 300,000 o 400,000 pesos. 

En este escenario también entran los créditos automotrices. En tal caso, son financiamientos que pueden ir en plazos de dos a cinco años y en montos que varían dependiendo del valor del auto, pero que sin duda estarían por arriba de los 100,000 pesos, todo en relación a factores como el enganche y la tasa de interés. 

En esta categoría también podrían entrar los préstamos personales. Hoy en día, los bancos, por ejemplo, ofrecen créditos a sus clientes con grandes facilidades. De acuerdo al perfil, pueden prestar hasta 200,000 pesos en una sola exhibición, en plazos que van de uno hasta cinco años. 

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¿Cómo se calcula la deuda a largo plazo?

Esto dependerá en gran parte de la empresa con la que adquieras el crédito o préstamo. Si es para un crédito hipotecario los factores pueden ser tu salario y de tu capacidad de pago qué tanto puedes aportar para que tu deuda se liquide en 10, 20 o 30 años. 

Una deuda a largo plazo comúnmente es para personas que adquieren una casa o un crédito para pymes, al ser cantidades fuertes de dinero: los plazos a pagar son más largos por estas razones se le denomina así. 

 

Pero una deuda a largo plazo no siempre es una deuda mala. Ya sé, seguramente no habías escuchado este término, pero hasta en las deudas hay categorías y así como existen las malas también hay deudas buenas. 

 

Deuda mala 

Si solicitas un préstamo solo para pagar otro préstamo, estás haciendo mal y adquieres una deuda mala. Si tienes una tarjeta de crédito para comprarte un viaje o ropa, esto también es una deuda que no traerá beneficios a tu economía. Se le llama así porque contraen deudas que generan intereses y esas mismas no te ayudan a pagar el préstamo que solicitaste. 

 

Deuda buena

Contrario sucede en una deuda buena, pues estas comúnmente son las deudas a largo plazo: crédito para pymes, crédito hipotecario o para un terreno o construcción. Es decir, este dinero que te otorga la institución financiera será utilizado como inversión para generar ingresos a tu economía. El negocio o casa que construyas, hará que el dinero trabaje para ti.

¿Cómo hacer que una deuda de largo plazo no me genere problemas?

Hay varios factores a considerar para que una deuda de largo plazo sea un vehículo para generar bienestar y no comprometa las finanzas personales. 

En primer lugar, antes de adquirirlo pregúntate para qué lo quieres. La recomendación es que contraigas deuda con la mira de generar riqueza o hacer crecer tu patrimonio. Es decir, para poner en marcha un proyecto o comprar una casa. Este tipo de créditos se consideran deuda buena, pues trae alguna ganancia para la familia. 

En este sentido, es importante realizar una correcta planificación en torno al financiamiento. Se debe entender que las deudas de largo plazo son eso: compromisos que deberás cubrir por un buen tiempo. Lo mejor es analizar qué tanto afectará tus finanzas y si tendrás la capacidad de solventarlas sin poner en riesgo tu estabilidad. 

Para cumplir este punto, revisar tu situación económica actual y contemplar los posibles escenarios futuros es vital. A partir de esto podrás realizar proyecciones para estar preparado en caso de eventualidades. Contempla elementos como la movilidad laboral, es decir, si aspiras a un aumento de sueldo que te dé pie a encarar compromisos financieros importantes. 

Algo que no debes perder de vista es que la deuda de largo plazo se convertirá en un gasto fijo que tendrás que cubrir mes con mes. Y en esa planeación, deberás contemplarlo junto a los gastos ordinarios que haces, como los derivados de la despensa, alimentación, vestimenta, transporte e incluso vivienda

En lo referente, toma en cuenta que para tener salud en las finanzas personales, no debes destinar más del 40% de tus ingresos en pagar deudas. Haz cuentas y medita si tus ingresos te dan para cubrir todas esas responsabilidades. 

Cuidado con tomar deudas para pagar otras deudas

Sin duda existen momentos en la vida en los que se vuelve necesario adquirir deuda para cubrir eventualidades. Sacar préstamos para salir de una emergencia o para cubrir otras deudas que ahorcan, suele presentarse como solución en el panorama de los mexicanos. 

Sin embargo, si estas en este tipo de casos, debes ser muy cuidadoso. En primer lugar, analiza si hay otras alternativas. Toma en cuenta que este tipo de deudas se pueden convertir en ‘deudas negativas’, no solo porque no te ayudan a generar riqueza ni aumentar el bienestar, sino porque un mal manejo puede poner en riesgo tu estabilidad económica. 

En cuestión de encarar eventualidades, quizá no tengas otras opciones y debas recurrir a un financiamiento. No obstante, debes ser muy cauteloso, y trata de medir el impacto que tendrá para que no te lleve a una situación de impago. En este tipo de casos la disciplina financiera es crucial, para acortar gastos y generar los recursos suficientes que permitan encarar el compromiso. 

Por otro lado, pedir un préstamo para saldar otra deuda puede que no sea la única alternativa. Evalúa todas las posibilidad. Adquirir una deuda para cubrir otra podría resultar contraproducente si no se lleva el manejo adecuado. 

¿Puedo refinanciar mi deuda

En este tipo de escenario, por ejemplo, mediar con los acreedores puede ser una mejor alternativa. Sobre todo, si no cuentas con la solvencia económica para cubrir tus responsabilidades y no afectar a tu familia a futuro, puedes acudir con las llamadas reparadoras de crédito, que son entes que te ayudan a salir de deudas, sin pedir más dinero e incluso, consiguiendo descuentos sobre el saldo que debes. 
Lo importante es que no caigas en pánico y acudas a expertos. Toma en cuenta que autoridades como la consudef.gob.mx te puede orientar y asesorar para encarar de mejor manera tus deudas.

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